¿A QUÉ O PARA QUÉ
FUI A LA FERIA DEL LIBRO AYER?
Esta pregunta me la estuve haciendo durante el trayecto de vuelta en tren.
Mientras cenaba y, por supuesto, esta madrugada cuando me desperté. Sólo abrir
los ojos, la sensación que me estuvo acompañando desde el momento que me
preparé para ir a la presentación de mi último libro, me ha invadido
impidiéndome continuar trabajando en la novela que debo entregar en breve, mi
primera novela para lectoras y lectores adultos. He decidido reflexionar como
mejor sé hacerlo, escribiendo y en lengua castellana, la que interiormente me
ha acompañado a lo largo de mi vida.
Sentí, des del instante que salí de mi casa para ir a la feria del libro,
que entraba en otra dimensión temporal. En otro nivel de percepción. En una
burbuja de eterno presente en el que no existía nada más que cada paso que
daba, cada respiración, cada pequeño movimiento de mi cuerpo. Des del momento
que llegué a la puerta del recinto ferial, mi percepción se agudizó y pude
sentir todo lo que acontecía con una profundidad bestial como protagonista de la
acción, aunque, al mismo tiempo, era como una espectadora atenta a todo lo que
acontecía que me pareció extraño, excepcional y maravillosamente mágico.
Pasaron cosas ayer en la feria del libro, viví experiencias en apariencia
comunes, simples, sencillas. Las visitas de personas muy queridas en el están
donde firmaba libros, las conversaciones con editoras y editores, las personas
nuevas que conocí. Las miradas que se cruzaron con otras, los abrazos, las
demostraciones de amor y el reconocimiento. Primero el propio y a continuación
el de los otros. Las propuestas de publicación que llovieron del cielo como lo
hace la lluvia fresca en una tarde de primavera, sin tormentas, suave, como un chirimiri continuo que levanta aroma a
hierba fresca y tierra mojada.
De todo lo acontecido puedo narrar una historia, puedo escribir un relato
que desvalorice lo vivido, que lo empequeñezca y lo devalúe si hubiera tenido
una expectativa clara de lo que quería que pasara en la presentación del libro,
en el están de firmas. Pero ahora comprendo que no fue así. Que no esperaba
nada, sólo estuve allí, presente en cuerpo, mente y espíritu. Entregando lo
mejor de mí, compartiendo lo que tengo, lo que soy. Sin pretender nada,
simplemente, siendo. Por eso decido escribir una historia de lo acontecido en
la que brillo, en la que hay humanidad y un inmenso amor por todo y todos y en
la que recuerdo haber escuchado a cada paso, de muchas bocas, es que Joaquina
es muy feliz.
Así que ahora puedo decir que tan sólo fui a la feria del libro a
experimentar la alegría de ser y existir y la oportunidad de estar.
Joaquina
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